El problema no es abrirse, ni tirar esas murallas de las que tantas veces hemos hablado -y mirá que te cuesta moverlas un poquito aunque sea!-. El problema radica en que hay veces que nos mostramos disponible a amar, y dispuestos; y por lo tanto abiertos a la posibilidad. Es ahí cuando las cosas suceden, y conocemos a alguien, y porqué no, nos enamoramos! Si es una persona buena, divertida, que te hace feliz en esos momentos de infelicidad; y por sobre todo, no es una amiga... con ella ahora puedes tener todo eso que deseas, y soñar en esa remota posibilidad de tener más. Cuando nos abrimos, nos exponemos a los demás; exponemos nuestros sentimientos, nuestras visiones; en definitiva nos mostramos cómo verdaderamente somos. En esos momentos de vulnerabilidad se atraviesan en nuestras vidas personas que creemos pueden ser las adecuadas para quedarse, marcarnos, terminar de tirar esos muros que tanto nos costaron construir. Pero muchas veces queremos que esas personas se queden... y no entendemos que la función de ellos era hacernos funcionales nuevamente; abrirnos definitivamente a la posibilidad, tirarnos en el mercado de aquellos que no sólo se muestran sino que están disponibles.
Cuando todo esto sucede, debemos acorazarnos más desde algún punto de vista. Sin ponernos nuevamente duros, sin volvernos impermeables; pero sí, sabiendo que no es imposible volver a amar, sabiendo que no es imposible construir algo desde el amor. Y eso amigo es lo que sucedió.
Hay veces que simplemente nos abrimos con la persona equivocada; pero quién nos quita lo bailado! Si lo hemos vivido!
Abrite a la posibilidad! Quién sea va a llegar y la soledad -a la que tanto temes- va a desaparecer!
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